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domingo, 30 de enero de 2011

Un poltergeist escocés.

Esther Cox vivió con su familia en esta casa, en Amherst, Nueva Escocia, donde se produjeron casos de poltergeist y sólo cuando ella se alejó de la casa, la casa volvió a la calma.

En 1878, Daniel Teed, de Amherst, Nueva Escocia, Canadá, vivía en una cabaña de dos pisos con su esposa Olive, sus dos hijos pequeños, un hermano de Olive, sus cuñadas Esther y Jennie y su hermano: ocho en total.

Una noche, Esther, de 19 años de edad, despertó a Jennie gritando que había un ratón en su cama. A la noche siguiente se escucharon ruidos procedentes de una caja que estaba debajo de la cama, la cual empezó a saltar. La noche siguiente, los gritos de Esther despertaron a toda la familia, que corrieron a su habitación y vieron sus ojos saltones y su rostro con un color como de zanahoria. Horrorizados, todos vieron que su cuerpo se abotagaba y oyeron como un trueno.

Cuando la escena se repitió cuatro noches después, llamaron al médico, el doctor Carritte. Mientras examinaba a Esther, su almohada se elevó y lo golpeó el el rostro. Oyó que rasguñaban la pared y vio un mensaje: " ¡Esther Cox! ¡Eres mía y te mataré!" Una vez más se oyeron los estallidos y empezó a caer yeso del techo. Subsecuentemente aparecieron otros escritos en la pared de la cabaña, que a menudo sólo eran firmado por "Bob".

La electricidad era el "espíritu" científico más nuevo en esta época y un ministro bautista, el reverendo doctor Edwin Clay, concluyó que el cuerpo de Esther de algún modo estaba cargado de electricidad y que los estallidos con pequeños relámpagos originaban su "batería" orgánica.

Cuando Esther dejó a su familia por un tiempo, la paz volvió a la cabaña, pero cuando regresó, el biliosos "Bob" amenazó con quemar la casa. Hubo pequeños incendios inexplicables, y aunque los bomberos sospecharon que eran premeditados, no pudieron probarlo. El actor y empresario Walter Hubbell llevó a Esther al escenario, con la esperanza de obtener ganancias presentando al espíritu, pero "Bob" se negó a aparecer y los espectadores, enfadados, pidieron que les devolvieran su dinero. Después de más incendios, Esther de nuevo se fue. Un granero de su nueva casa ardió y ella fue sentenciada a cuatro meses de prisión por iniciar el fuego.

Algunos expertos modernos dijeron que los sentimientos reprimidos de Esther quizá la convirtieron involuntariamente en un foco de energía psicocinética. La casa tan llena de gente pudo causar mucha tensión emocional y sexual; ella tenía la edad que se asocia a tales trastornos paranormales. Finalmente, Esther se casó y "Bob" siguió el camino de la mayoría de los espíritus ruidosos ( o poltergeist): regresó al silencio del que vino.

África y sus ruinas enigmáticas.



En 1871, el geólogo y explorador alemán Karl Mauch descubrió algo que sedujo la atención del mundo: aseguró que la ciudad de piedra en ruinas Gran Zimbabwe, situada en el sur de África, era el enclave de las legendarias Minas del Rey Salomón y la capital del reino de Saba.

La apariencia de la actual ciudad de Zimbabwe (de donde el país tomó su nombre un siglo antes) es muy similar ala que tenía en la época de Mauch. Tiene dos grupos principales de construcciones: una estructura al parecer inexpugnable, la Fortaleza de la Colina, orientada hacia un gran edificio elíptico, el Gran Recinto.


Limitado por un muro de piedra de 253 metros de longitud y una altura que varía entre los 4,9 y los 10,7 metros, el Gran Recinto contiene un vasto laberinto de muros de piedra que forman pasadizos angostos, tres plataformas y muchos "habitáculos" no identificables. Los muros están formados por piezas de granito cortadas como ladrillos y colocadas sin mortero. El detalle más enigmático del Gran recinto es una torre cónica de 9 metros de altura, con una circunferencia en su base de 17,4 metros. La torre es completamente maciza y no ofrece indicios acerca de cuál sería su finalidad.

Algunos eruditos señalan a varias razas antiguas, desde los árabes hasta los indios, como constructoras de esta misteriosa ciudad; pero en 1905 un arqueólogo escocés, David Randall-McIver, demostró el origen local de los muros y los edificios, que datan del relativamente reciente siglo XV. En 1929 la arqueóloga británica Gertrude Caton-Thompson concluyó que la construcción se inició entre los siglos X y XI.

Hoy sabemos que el pueblo autóctono karanga shona construyó la Gran Zimbabwe durante muchos decenios, en la época en que Occidente surgía en la Edad Media hacia el Renacimiento. Lo que sigue siendo un enigma es la finalidad de la maciza torre cónica, del laberinto de altos muros y de las atalayas con vistas sólo hacia el interior. ¿Un templo para inducir la lluvia? ¿ Un símbolo fálico y templo hindú?


viernes, 28 de enero de 2011

La cuerda india.


El truco de la cuerda india es algo que desconcierta desde hace siglos. Un faquir (santo) que toca una melodía en una flauta de madera e inmediatamente una cuerda va subiendo hacia el cielo y un ayudante trepa por ella. ¿Qué explicación podría darse en un caso así?

El más famoso relato sobre la cuerda india es el del viajero árabe Ibn Battuta quién aseguró haber visto el truco en Hangzhou, China, en 1346. También se tiene alusión a un mago nómada que vio el mismo número en Magdeburgo, Alemania, en 1566; sin embargo, hasta la llegada de los ingleses a la India el truco de la cuerda no cobró gran importancia. Más tarde, hacia 1907, el ilusionista británico J.N.Maskelyne y algunos de sus colegas ofrecieron 5.000 libras a quien pudiese realizar el truco exitosamente.
No obstante, nunca se otorgó el premio y el 15 de enero de 1919 se publicó en el Daily Mail una carta del teniente F.W. Holmes, del Regimiento Yorkshire, en el que aseguraba haber visto el truco dos años antes en Kirkee (ahora Khadki), cerca de Poona e incluso mostró fotografías para apoyar su testimonio.
Algunos piensan que el faquir lleva a su público a un trance hipnótico mientras suena su melodía a través de su flauta y que así consigue realizar sus acciones. Por lo que los asistentes ven lo que les muestra, de forma hipnótica, el faquir y no lo que pasa de verdad. La cuerda cae en el canasto, pero ellos ven que se extiende hacia lo alto. Según otra teoría, un ayudante oculto alza la cuerda con la ayuda de un hilo delgado, que se vuelve invisible con los rayos de luces, al atardecer y contra los fondos oscuros.
La explicación del teniente comandante Rupert T. Gould, publicada en The Stargazer Talks, en 1944, parece más verosímil. Se apoya en la teoría de Maskelyne: la cuerda, que parece rígida, no es más que una serie de pequeños eslabones intercomunicados. Una vez la supuesta cuerda está alzada, las pequeñas piezas se vuelven rígidas, capaces para soportar el peso de un niño o alguien delgado. Por lo que separada en segmentos, la cuerda parece ser flexible y así queda completada la ilusión del faquir.